sábado, 30 de enero de 2010

Yo no quiero...

Si de algo me he de preciar es que soy muy poco apegado a las cosas, no soy una persona muy ambiciosa y fácilmente me puedo deshacer de cuanta chuchearía traiga encima, pues se que de estas no depende la felicidad.

Los que me conocen saben que hubo en una época de mi vida en la que tuve de todo, después, a causa de que mi mamá la dejaron de sin trabajo, la cantidad y la calidad de lo que tenía bajo demasiado. Estas pequeñas cosas de la vida me enseñaron que lo material viene y va, un día lo tienes y al otro…

Bueno, pues si me precio de no ser muy apegado a las cosas, mi gran defecto es el gran afecto que le tengo a las personas. Quizás también sean problemas sicológicos y afectivos provocados por la poca cercanía con mis padres, o simplemente nací loco.

Supongo que muchas niñas tienen a un chico como yo, alguien que las quiere sin importar nada ni nadie, que su mera presencia nos hace feliz, nos encantan verlas sonreír; lo único malo del asunto es que ellas ya no quieren estar con nosotros y bueno, nosotros no podemos/queremos olvidarlas.

No es que me sienta desdichado ni mucho menos, que el no poder olvidar a una persona tan importante para mi me tenga triste; sin embargo es raro separarte de una persona a la que quieres mucho, es triste saber que sus caminos se separan y que a pesar de que pongas todo de tu parte, la persona a la que quieres, no quiere estar contigo.

Se que me falta alguna enseñanza o algo más profundo pero creo que la vida te pone en el lugar en que debes de estar, y si el camino de ambas personas se separa, no puede hacer mucho con eso.

Saludos y hasta la próxima semana

domingo, 17 de enero de 2010

¿A dónde se fue la chica que me quería?

La chica que me quería se preocupaba por mi tanto como yo por ella; nos conocíamos a la perfección y aún así jamás nos aburríamos. Ella me juró amor eterno y yo, sin poder contener mi alegría, le prometí lo mismo. La chica que me quería untó crema en mis brazos, nadó a mi lado bajo el cielo lleno de estrellas. La chica que me quería seguramente se pregunta dónde estoy, con quién estoy y si estoy bien.

Recuerdo que a la chica que me quería jamás le faltó cariño de mi parte, vivía con ella, para y por ella, sabíamos complementarnos uno con el otro y poco a poco construimos un mundo en el cual podíamos ser felices. La chica que me quería me enseñó a soñar, a quererme y querer a los demás. La chica que me quería jamás me falló, siempre estuvo conmigo cuando más la necesité.
La chica que me quería me enseñó a vivir cada día, tomarle ganas a la vida y sonreírle al futuro, porque hacia ese lugar caminábamos los dos, juntos. La chica que me quería me enseñó a amarla y quererla, a entregarle todo lo que soy y a recibir de ella las más grandes bendiciones.
La chica que me quería me dejó cuando más la amaba, la perdí o me perdió, nunca lo supe.
Supongo que la chica que me quería se fue a donde no he podido encontrarla, se fue a esos lugares comunes tan de hoy, a la vida sencilla y sin mucho sentido, en donde vale más el “ser” que el “sentir”, donde vives deseando el mañana y olvidas tu presente.
Aunque al final siempre pienso que la chica que me quería olvidó cuanto la quise y cuanto me quería, olvidó que juntos podría todo volver a ser alegría, la chica que me quería extravió nuestros recuerdos y transformó nuestro futuro.
Pero para ser sincero, y si te preguntas por qué escribo esto, es por que sospecho, con miedo incluso, que la chica que me quería, realmente, ya no me quiera.

jueves, 7 de enero de 2010

Me besó

Y entramos al salón, nos saludamos y seguimos la velada como los compañeros que hemos sido. Te veías hermosa, el vestido te sentaba bien y tu peinado me encantó. Bailaste con todos tus amigos y yo no podía despegar mis ojos de ti; quizás sería la última vez que pudiera verte tan preciosa. La noche se volvió madrugada y el alcohol corría como dictan las fiestas juveniles. Yo que siempre he necesitado desprenderme de mis traumas con un poco de licor, te pedí bailaras conmigo. Bailamos cerca de media hora y entonces lo dijiste ¿vas a pedir los besos que habías dicho? Debido a que todavía no estaba tan ebrio esas palabras lograron ponerme nervioso y sólo atiné a decir “Ya he pedido muchos, pero la única chica que quiero no se anima a dármelo” Hiciste una mueca y mi corazón empezó a palpitar más fuerte cuando dijiste “deberías pedírselo otra vez”. Sobre la pista de baile te abrace y te dije al oído “¿Me das un beso?” Claro, no me lo diste yo tenia que dártelo pero no dijiste nada, fue rápido sin mucho chiste, te me quedaste viendo raro y ahora fuiste tu quien se acerco y me dio un beso. Pero que beso!!! Quizás sólo duró 10 segundos pero para mi fueron de los instantes más felices de mi vida. Tus labios y mis labios, el calor, la fiesta, el momento. Seguramente no pasará nada después de ese beso; se acabará la fiesta y cada uno irá a su casa. Quizás no nos volvamos a ver. Pero por esa noche y por ese instante, te quise como nunca y te recordaré como siempre.