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Dice Benedetti que siempre,
siempre, cuesta poco sentirse desdichado
Pero no tuvo el gusto de conocerte a ti
Ni a tu boca, ni a tus ojos, ni a tus manos.
Y es que la vida difícil, complicada,
Aburrida, tediosa, se transforma.
Y no sé si eres tú o yo o ambos
Pero me digo que eres tú, yo y nosotros.
Podría decir, por ejemplo, los días
Mis días, son más soleados,
Y las noches, mis noches, menos sombrías
Y todo, porque estás aquí a mi lado.
Podría decir, también, que te extraño
Cuando estas lejos, aunque estés cerca
Que te pienso, te anhelo, que sueño
Con tu cuerpo, con tu esencia.
Que me vuelve loco tu alegría
Que me pone alegre tu locura
Que me encanta tomarte de la cintura
Y plantarte un beso en la nuca.
Y es que al final se resume
En los tiempos, minutos que nos damos
Muchos, pocos, nunca suficientes
Pero da igual, así nos encontramos.
Todo acaba en un te quiero,
En un te adoro, te admiro, te venero
Si pudieras sentir lo que yo siento
Que hermoso, que mágico sería esto.
domingo, 24 de febrero de 2019
domingo, 30 de abril de 2017
Sencillo
Pensé que sería sencillo
Y lo es.
Abrazar, besar, soñar, pensar,
Ser yo.
Es más sencillo y no
Tanta gente, tanto espacio, tantos juicios
Añorarte, perderte, dejarte
Ser yo sin serlo.
Es más sencillo
Caminar, vivir, respirar,
Y no lo es
Soltar, irse, abandonar.
Es tan sencillo como decir
Este soy, esto quiero, esto siento
Y no lo es, como decir
Lo dejo todo, renuncio a todo.
Es tan sencillo como empezar otra vez
Como luchar, no claudicar
Y no lo es, convencerte
Quererte a ti, quedarte aquí.
Es sencillo y no lo es
Es quererte y no me quieras
Es arriesgar y temer
Es sencillo amar y no lo es.
domingo, 2 de abril de 2017
A unos metros del mar
Hoy pensé en ti mientras la fiesta estaba en progreso. Recordé tantas cosas. Y cómo extrañe tus besos, tus abrazos, tu sonrisa. Cómo extrañe bailar contigo y como quise que estuvieras aquí. Extrañé tu vestido negro y el olor de tu cabello. Extrañe platicar contigo. Y cómo es que extraño tanto estando aquí.
sábado, 25 de marzo de 2017
Al infinito y más allá...
“A ver, a ver que me dirías si te salgo con el viejo cuento
de esto que hoy siento nunca lo sentí, qué me dirías si este despreocupado anda
interesado en sentirse feliz”. Fernando Delgadillo.
Desde hace mucho tiempo comprendí que la mejor forma de
expresarme era escribiendo. Puedo pensar las cosas, reflexionarlas y escoger
las palabras más precisas para decir lo que siento. Sinceramente quisiera
habértelo dicho en persona, pero una serie de imprevistos (o quizás planeados)
me lo impidieron.
Hace tiempo que no me sentía tan bien conmigo mismo, tan
tranquilo y sobre todo tan contento. La verdad es que el final del año pasado y
el inicio de este mi vida fue todo un desastre, sin duda alguna la peor
temporada que he vivido en Cancún. Sin
querer sonar dramático ha sido la única temporada en que desee no tener que
volver a Quintana Roo.
Pero como siempre con casi todos mis finales de año, algo me
hizo detenerme. Entre todo lo malo, raro y estresante te conocí a ti. Y te digo
que te conocí porque a pesar de ser compañeros desde hace más de tres años fue
en los últimos cinco meses que me di cuenta de la maravillosa persona que eres.
Me di cuenta que detrás de esa persona que parece valerle
todo hay una chica consciente de muchas cosas, inteligente y con un corazón
enorme. Con el tiempo pasó lo inevitable y a pesar de lo acordado me enamoré de
ti.
Es muy extraño lo que siento pero tenía que escribirlo de
alguna forma, sobre todo ahora que me voy casi 20 días. Y sobre todo porque voy
extrañarte muchísimo. Te has convertido en una amiga excelente y aunque hay
cosas que me molestan o duelen son más los momentos buenos que podemos pasar.
Me siento muy triste de no poder verte antes de irme, y de
irme tantos días. Si no verte en la oficina me hace sentirme mal, no sé qué
hare cuando de verdad no pueda ni oír tu voz. Creo que hasta terminaré
extrañando la manera tan tuya de decir groserías.
También sé que quizás este viaje fue lo mejor, que quizás la
distancia nos haga tomar otras perspectivas. Y es por saber cómo eres tú y las
circunstancias que vivimos que quise escribir esto. Que quede constancia. Que
haya un testimonio. Que vives en mi pensamiento. Sin dudarlo.
sábado, 5 de septiembre de 2015
viernes, 24 de abril de 2015
Mezcal
De repente sus bocas se encontraron. Dirán que no lo
buscaron, que no lo intentaron. Pero todos sabemos en esta historia que ambos
lo desearon en algún momento de sus vidas con toda la fuerza de su corazón. Es
cierto, hace mucho que ese deseo se había desvanecido, quizás por la distancia,
quizás por el tiempo o como sucede con el deseo, por la incapacidad de
satisfacerlo. Como sea, esa noche sus bocas se encontraron. Sonrientes, felices, llenos de vida.
Comenzaron a bailar, se tomaron de las manos, de la cintura, se abrazaron. Y
llegaron, por fin, a estar frente a frente sobre la cama y comenzaron a descubrirse sus secretos. Recorrieron sus pieles, tocaron sus cuerpos, saborearon
su aroma y aprendieron a quererse.
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Daniel se sentía mal, el dolor de cabeza sólo podía
anunciar una terrible resaca que lo acompañaría todo el día. Cuando abrió los
ojos vio a Nancy, quien lo había estado observando mientras dormía. En ese
momento Daniel no supo que decir, comenzó a ponerse nervioso y sintió que le sudaban las manos.
–Tranquilo- lo tranquilizó Nancy mientras se recostaba sobre el pecho de Daniel,-lo peor ya pasó- dijo con un tono de sarcasmo.
–Tranquilo- lo tranquilizó Nancy mientras se recostaba sobre el pecho de Daniel,-lo peor ya pasó- dijo con un tono de sarcasmo.
-No, es que yo, bueno tú, es que- balbuceó Daniel quien no
atinaba a encontrar las palabras. Tanto él como Nancy se encontraban desnudos,
en el mismo cuarto, en la misma cama.
Nancy al ver la cara de desconcierto de Daniel lo besó –No te preocupes, de todas maneras te quedaste dormido-
Nancy al ver la cara de desconcierto de Daniel lo besó –No te preocupes, de todas maneras te quedaste dormido-
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Uno no puede ir por la vida haciéndose el fuerte. A veces
proyectamos una imagen de nosotros mismo que no concuerda con lo que en
realidad sentimos o queremos. De pronto nos sorprendemos al ver que tal o cual
persona nos trata de maneras que no imaginamos. Vamos por la vida ofreciendo
cosas que no queremos y ansiamos cosas por dentro que jamás pedimos. Luego uno
se sorprende de no ser correspondido.
Eduardo Galeano
Me gustaría tener una pizca del talento de Eduardo Galeano para poder escribir de forma sublime todo lo que su muerte me trae a la cabeza. Un escritor comprometido con las causas sociales, crítico de los gobiernos, del neoliberalismo, activista y enamorado del futbol. Lo mismo escribía de amor que de los crímenes cometidos por los poderosos. Su libro “Venas Abiertas de América Latina” fue uno de los textos imprescindibles en mi formación, por primera vez alguien me explicaba la historia de nuestra región desde una óptica de clase, los explotadores y los explotados. América Latina como la mina de oro de la que se enriqueció Europa, el drama de los indígenas, la destrucción de un mundo para mantener el estilo de vida de otros. La conquista y reconquista de las grandes potencias a través de políticos entregados a sus intereses, las dictaduras que acabaron con miles de vidas en aras de la implementación de un sistema económico que sólo empobreció a pueblos enteros.. Nunca olvidaré el coraje que me provocó la lectura de este libro y la transformación que trajo a mi modo de ver la vida. Hablar de su libro Futbol, Sol y Sombra, es hablar del deporte más hermoso del mundo, historias fuera y dentro de la cancha, cuentos, crónicas, escritas de manera magistral, lo mismo invitaban a la reflexión, a la crítica y hasta el goce. El futbol entendido como un negocio que, sin embargo, se rehúsa a ser domesticado, y que, aunque los dueños, quieran arrebatárnoslo, siempre se podrá jugar en cualquier patio. El libro de los abrazos es un compendio de escritos llenos de vida, sobre el amor, la cultura, las tradiciones. Eduardo Galeano colaboró en cientos de publicaciones alrededor del mundo, entre ellas La Jornada donde sus columnas siempre fueron críticas con el sistema y el gobierno. Eduardo Galeano fue un escritor que me inspiró porque me enseño que a través de las letras se pueden mover consciencias y exaltar sentimientos, pero sobre todo, que se puede defender una causa, se puede denunciar y señalar, se puede tener el tiempo de describir la belleza de este mundo, pero también debemos ser capaces de contar sus crueldades. Ojalá hubiera más Galeanos. Por ahora, sólo me queda releer sus textos y como decía él, quedarme “con esta melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al final del partido”.
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