viernes, 24 de abril de 2015

Eduardo Galeano

Me gustaría tener una pizca del talento de Eduardo Galeano para poder escribir de forma sublime todo lo que su muerte me trae a la cabeza. Un escritor comprometido con las causas sociales, crítico de los gobiernos, del neoliberalismo, activista y enamorado del futbol. Lo mismo escribía de amor que de los crímenes cometidos por los poderosos. Su libro “Venas Abiertas de América Latina” fue uno de los textos imprescindibles en mi formación, por primera vez alguien me explicaba la historia de nuestra región desde una óptica de clase, los explotadores y los explotados. América Latina como la mina de oro de la que se enriqueció Europa, el drama de los indígenas, la destrucción de un mundo para mantener el estilo de vida de otros. La conquista y reconquista de las grandes potencias a través de políticos entregados a sus intereses, las dictaduras que acabaron con miles de vidas en aras de la implementación de un sistema económico que sólo empobreció a pueblos enteros.. Nunca olvidaré el coraje que me provocó la lectura de este libro y la transformación que trajo a mi modo de ver la vida. Hablar de su libro Futbol, Sol y Sombra, es hablar del deporte más hermoso del mundo, historias fuera y dentro de la cancha, cuentos, crónicas, escritas de manera magistral, lo mismo invitaban a la reflexión, a la crítica y hasta el goce. El futbol entendido como un negocio que, sin embargo, se rehúsa a ser domesticado, y que, aunque los dueños, quieran arrebatárnoslo, siempre se podrá jugar en cualquier patio. El libro de los abrazos es un compendio de escritos llenos de vida, sobre el amor, la cultura, las tradiciones. Eduardo Galeano colaboró en cientos de publicaciones alrededor del mundo, entre ellas La Jornada donde sus columnas siempre fueron críticas con el sistema y el gobierno. Eduardo Galeano fue un escritor que me inspiró porque me enseño que a través de las letras se pueden mover consciencias y exaltar sentimientos, pero sobre todo, que se puede defender una causa, se puede denunciar y señalar, se puede tener el tiempo de describir la belleza de este mundo, pero también debemos ser capaces de contar sus crueldades. Ojalá hubiera más Galeanos. Por ahora, sólo me queda releer sus textos y como decía él, quedarme “con esta melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al final del partido”.



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