Sí, debió ser eso, quizás sólo fui a enamorarme, pero esta
vez de una chica totalmente distinta. Siempre ha tenido esa confianza en si
misma que me provoca tanta atracción, aunque esta vez iba acompañada de metas y
sueños, esos horizontes a los cuales siempre anhelamos llegar para darle sentido
a la vida.
Cabe aclarar que como otras veces estuve tan lejos de un
beso como de mis ganas de decirle lo que siento. Ambos deseos son tan
superficiales y sin sentido, entiendo que ninguno de los dos tiene algún final
real que no involucre un futuro que no será.
Aunque el beso… el beso bien podría calmar algunas
cuestiones, podría darle sentido a estas ansias de hablar con ella, de saber de
ella, de soñar con ella. ¿Sabrá lo que significa un beso de sus labios para mí?,
quizás lo imagina y por eso mismo no me lo da. O simplemente no me encuentra lo
suficientemente atractivo como para regalarme una caricia en forma de beso.
Lo único que sé es que me volví a enamorar y no le encuentro
nada de malo. Tal vez no tenga ninguna utilidad, ni un sentido práctico, no me reditué
pasiones o alimente mis ilusiones, es mas, hasta me pregunto si querer y desear
a alguien hayan servido para algo alguna vez.
No sé siquiera si ella está consciente de lo que provoca en mi,
no sólo cariño, sino aprecio y admiración. O quizás lo sepa y no quiera
involucrarse con alguien que sólo le ofrece cosas que, siendo sincero, no
necesita o no quiere. La verdad, no me puedo mortificar pensando si ella sabe o
no.
Lo que sí sé es la facilidad con que puedo hilar las
palabras cuando hablo de ella, cuando echo a volar la imaginación y creo que, a
ratos, por momentos, en un parpadeo, una canción o una simple conversación,
ella puede sentir el mismo aprecio por
mi; y si tengo suerte, por un segundo puede preguntarse, ¿Por qué no?.