viernes, 12 de agosto de 2011

Mail

Hola:

Efectivamente al parecer yo no contesté el último correo y por eso jamás volviste a escribir, no importa, ya lo contestaré yo, sabes que siempre termino cediendo en esto de hacer amigos, ni modo, es el precio a pagar por no estar solito #foreveralone

El motivo de mi mail es ninguno como siempre, sólo busco expresar mis emociones y sentimientos a alguien (a quien seguramente no le importan) por que, pues para el blog ya no tengo mucho tiempo. 

La realidad es que sin afán de parecer fatalista, depresivo, miedoso, chillón o exagerado, no es que uno esté de nostálgico todos los días, claro que no, uno disfruta la playa, el sol, el cielo azul y limpio, los atardeceres hermosos, la tranquilidad de algunas calles, el andar en bicicleta, hasta he aprendido a disfrutar el calor extremo y el sentir el sudor por todo el cuerpo, incluyendo partes que nunca habían sudado en mi vida, disfruto la comida insípida, el agua cara, las lluvias torrenciales, me encanta mi trabajo y firmar mis notas; no es que uno no aprecie, de gracias y agradezca toda la felicidad que eso provoca. La verdad es que nunca he sido más independiente y más responsable en mi vida.

Y aquí no hay ningún pero, no voy a decir que me pone triste estar lejos de casa o no hablar con mi familia, ni que extraño a mis amigos y quisiera verlos todos los días, ni que añoro esos días en Milenio con una paga miserable, ni siquiera que me encanta el smog o el quedarme en casa. No, supongo que extraño cosas más importantes que esas, detalles, acciones, sonrisas, voces, presencias.

Extraño las pláticas a las 10 de la noche en el metro Guerrero con Uriel sobre como iba el periódico y que tipos de reportajes podría hacer para Milenio; extraño los debates en la redacción con Nayeli sobre mi comportamiento inmaduro y lo flojo que soy para trabajar; extraño salir contigo después de estar metido todo el día en el trabajo, charlar sobre temas y personas sin importancia, comer yogurland, subirme al metrobus; extraño llegar a mi casa encontrar un guisado hecho, calentarlo, ver la tele y platicar con mi mamá, discutir con mi papá y pelear con mis hermanos, extraño pasear en Coyoacán con la señora Jachii platicandome sus penas amorosas; caminar por el centro con mis cuates, tomar cafés, tés, chelas, atole o esquites. 

Extraño pues, no cosas o personas, extraño una vida. Y repito, no es que sienta lástima de mi, o de mi vida aquí, sólo que pienso que es un proceso difícil rehacer tu vida desde ti mismo, desde tus raíces y mostrarle a la gente que vas conociendo, quién eres y por qué vales como persona o como amistad. O tú qué crees? muy azotado? quién sabe, dame una opinión chingona, algo así como cuando me pendejeabas por las cosas que hacía o pensaba.

En fin, nadie dijo que sería fácil y de lo que si estoy seguro es que no tiraré la toalla, no ahora que por fin estoy viendo que mi trabajo es reconocido (¿no es eso lo que siempre quise?) es una maravilla trabajar en este estado, en esta revista y con esta gente, es una maravilla hacer lo que me gusta. No sé, quizás si deba empezar un proceso de depuración e ir olvidando poco a poco las cosas que no provocan nada en mi más que recuerdos de lo que puedo ser pero no fue. No sé, ya sabes que con sueño, a esta hora y cansado uno dice puras tonterias.

En fin, disculpa si aburro con mis palabras o no tienen sentido para ti,tu eres la única amiga fuera de ese circulo que tengo y de la cual tengo muy buenos recuerdos, espero nunca desesperarte o incomodarte con mis mail y si es así, pues ni modo, aceptar que hay otro recuerdo que debe ir al bote del olvido.