miércoles, 1 de febrero de 2012

Viéndote


Que fácil hubiera sido enamorarse de ti,
Contar contigo el pasar de los días hasta mi regreso
Verte a tan lejos, extrañar tu presencia
Soñando contigo, soñando el regreso.


Tuve una visión, me empecé a preguntar por qué esperar a que te pasen ciertas cosas en la vida para poder ser completamente honesto con tus sentimientos. Pero resulta que debes salir de tu marasmo y supuesta elocuencia para darte cuenta de lo que tienes en tu vida, y no queda más que hacer un balance, saber si te arriesgas a seguir adelante, aguantas un poco más, o volteas la mirada en busca de lo que dejaste atrás.

No puedo negar que muchas de las mujeres que me gustan terminan siendo mis amigas, pero tampoco puedo negar que jamás intentaría nada que pudiera arruinar esa amistad, no diré que no las besaría, pero una cosa es compartir fluidos y otra compartir emociones y planes, sobre todo cuando ambos sabemos que nuestras visiones de la vida, por tan distintas o similares, se hacen incompatibles.

No quiero decir que no podríamos llevar una relación, pero aquí viene mi punto, ¿vale la pena transformar esa amistad?, cambiar ese sentimiento desinteresado por uno con un interés en concreto. Todos sabemos que las relaciones tienen un principio y un final, hay algunas que se alargan más que otras, pero de lo que estoy seguro es que con cualquiera de mis amigas siempre podré recordar lo bueno que la pasamos, tomaré un café o comeremos un helado. Pero estoy casi seguro de dos o tres personas que fueron mis parejas a las que jamás quisiera ver o que jamás quisieran verme.