lunes, 20 de diciembre de 2010

Emoción

Daniel había esperado ése momento desde hace mucho tiempo. Hacía casi 4 años que no veía a la mujer que había marcado su vida y de la cual había esperado una llamada salvadora. Tardó más de lo previsto pero el escucharla sirvió para concertar una cita y revivir en el ciertos anhelos. Se verían en el café que frecuentaban cuando eran novios y en el que se enamoraron y se desenamoraron tantas veces.
Cuando vio a Elizabeth en la puerta su corazón latió como muy pocas veces lo había hecho desde que se separó de su lado, ella lo reconoció de inmediato, caminó hacia su mesa y lo saludó.
Pidió el mismo cappuccino, platicaron un rato y por fin Daniel se armó de valor para preguntarle, – Y entonces ¿qué era eso tan importante que me tenías que decir?-
Elizabeth lo vio con esos ojos que tantas veces lo habían salvado del abismo y otras tantas lo habían condenado y dijo – Ya sabes que tengo que decir , lo prometí el día que me fui y ahora creo que estoy lista-
El corazón de Daniel, que aún no se reponía de la emoción de verla, aceleró aún más sus latidos, él sabía perfectamente lo que saldría de su boca pues era con lo único que soñaba desde que un día decidieron tomar caminos separados - Entonces dilo- la animó
-¿Enserio es necesario?-
-Si no lo dices jamás voy a saber qué quieres-
-Está bien, está bien- se acomodo el cabello e hincho el pecho como quien se prepara a dar un gran discurso -¿Quieres casarte conmigo?
Daniel escucho esa voz, las palabras que ella había prometido decirle, esa pregunta que jamás espero oír; ya no le importaba nada más, solo quería decir que sí, que quería pasar toda la vida junto a ella, que no habría forma de que volvieran a separarse y… y entonces la vista se le nubló, le faltó el aire y de pura emoción, se desmayó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario